El Otoño llegó al final con un poco de retraso,ya que el verano se resistía a irse, un verano que nos permitió pasarlo sin mucho calor, apenas unos días en que el termómetro si nos dio algunos sustos,
porque subió a unos niveles elevados.
Hoy entre cristales estoy observando el día que ha amanecido con una bonita lluvia incesante y fría, ,que nos recuerda a esos días cortos de invierno, pero es una lluvia bonita, porque cae fina y sin temor a que cause los estragos que las aguas torrenciales han hecho tanto desastre en otras comunidades. Lo peor de todo son esa vidas humanas que han tenido que pasar esos momentos tan trágicos.
Ese niño que no aparecía, nos ha causado a todos un gran pesar y nos ha hecho recordar al pequeño Gabriel . Los dos casos terminaron en tragedia que no olvidaremos en mucho tiempo.Lo único positivo que hemos visto en este caso, es la solidaridad de los vecinos y de pueblos colindantes, que se han volcado con las victimas, a proporcionarles, la ayuda que cada uno podía.
Esperemos que el invierno no nos traiga muchos desastres y podamos
todos pasarlo felizmente